domingo, 20 de mayo de 2012

me siento cada vez más hondo

Ojos que parecen concentrados en una mota de polvo que vuela embestida por las corrientes, o que miran fijamente a un teléfono móvil cómo si éste pudiese darle una respuesta a sus miedos. Ojos cerrados que parecen atentos a la canción del grupo del momento, o que se pierden fugaces entre las líneas de un libro.

Ojos que parecen mirar hacia algo, pero tan sólo miran hacia dentro, recreándose y viajando por los rayos internos.

Ojos que en otro tiempo se conocieron, pero que ahora, pese a estar a menos de dos metros, parecen separados por una cortina de acero.

Ojos inermes ante la llamada de los otros, atrapados en los laberintos de sus sueños rotos.

Ojos que se preparan, de un modo inconsciente, para llorar hacia dentro.

Pero bueno, siempre nos quedará la esperanza del retorno eterno, ¿no?

Et maintenant?

casualidades


No sé cómo soy, tan sólo cómo voy siendo...
A cada instante, nuestra mente persiste en elaborar planes, en calcular opciones, posibilidades, sucesos probables, seguros o imposibles....

Y sin embargo, llega siempre ese elemento accidental, que todo lo trastoca; ese imprevisto que rompe todos los esquemas. Y es que nos pasamos la vida en una sucesión de burdos intentos de frenar el devenir.

Cerramos puertas, armarios y cajones y, de repente, aparece un trozo de papel en un recóndito pero amigo escondrijo.



Y cuando lo despliegas cuidadosamente, abres mucho más que un simple papel, o un cajón. Mientras reconoces su contenido, se abre todo un armario lleno de polvo de sueños...

Supongo que también le tengo alergia a los recuerdos.