sábado, 10 de marzo de 2012

Salid sin duelo, palabras, corriendo...

Desde que puedo recordar, me ha gustado aprender palabras nuevas, porque creía que, con cada una de ellas, se ensanchaban las paredes de mi mundo. Me gustaba saber el preciso instante en el que debía utilizarlas, el momento exacto en las que adquirían toda su fuerza y poder. Como crear una pieza musical, cada nota en su lugar, todas unidas, cohesionadas, formando un armonioso conjunto. Pero aquella aparente armonía en ocasiones acompañaba un profundo hastío.

tan cerca y tan lejos,
a tan sólo un par de palabras


Y un extraño día,  un torbellino se las llevó a todas y sólo volvieron a mí cuando ya era demasiado tarde, pequeñas revoltosas.


Juguetonas, chistosas, en ocasiones, magníficas; otras, hechas de acero. Llaves de cajones secretos y de puertas que no sabes si volver a abrir.






Palabras mías, vosotras y aquéllas que se perdieron para siempre entre mis labios y ésas otras que no lograron escapar a la tecla del vacío, después de hoy y por ahora,
sólo os deseo felices sueños.



1 comentario:

  1. Tenerte delante y que las palabras no salgan. Tenerte delante y no poder decir nada.
    Atascadas en mi mente, en mis labios y en mi alma.
    Tenerte delante y pedirte sin palabras un abrazo, porque no tengo palabras. Ese es uno de los tantos bellos momentos que tu existencia me ha regalado. Sin nunca olvidar cuando me paralizo y tú pones ahí, en mí, la justa palabra.

    P.D: llevas una vida en mi mente y en mi corazón y hoy creo que te he fallado. Necesito darte un abrazo, ¡ya! Me desespera no estar contigo, ma chérie.

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